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IntroducciónEl cáncer de mama es uno de los cánceres más frecuentes entre las mujeres en Estados Unidos y la segunda causa de muerte por cáncer en mujeres [1]. Más del 90% de las muertes de pacientes con cáncer de mama se atribuyen a enfermedad metastásica, en la que el tumor primario ha invadido zonas distantes. Dado que estas células metastásicas suelen ser muy agresivas, difíciles de detectar y quimiorresistentes [2], una estrategia terapéutica podría consistir en prevenir la enfermedad metastásica en lugar de tratarla una vez que se produce.
El proceso metastásico puede clasificarse en tres etapas: invasión de las células tumorales en el tejido circundante, intravasación en los vasos sanguíneos o linfáticos y extravasación en un nuevo entorno huésped [3-5]. En muchos casos, las células metastásicas sufren una transición epitelial-mesenquimal (EMT), en la que acontecimientos genéticos y epigenéticos hacen que una célula epitelial polarizada se vuelva migratoria e invasiva [6]. A nivel molecular, la EMT provoca un aumento de la expresión de vimentina y fibronectina, y una pérdida de E-cadherina en la membrana celular [7,8]. Cada vez hay más pruebas de que la EMT es uno de los principales mecanismos de progresión y metástasis del cáncer de mama [9-13].
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Reimpresiones y autorizacionesSobre este artículoCite este artículoTang, H., Kuay, K., Koh, P. et al. An epithelial marker promoter induction screen identifies histone deacetylase inhibitors to restore epithelial differentiation and abolishes anchorage independence growth in cancers.
Cell Death Discovery 2, 16041 (2016). https://doi.org/10.1038/cddiscovery.2016.41Download citationComparte este artículoCualquiera con quien compartas el siguiente enlace podrá leer este contenido:Get shareable linkLo sentimos, actualmente no hay disponible un enlace compartible para este artículo.Copy to clipboard
Transporte público de Valencia
En octubre de 1988 se inauguró el primer tramo subterráneo de la red, de 7 kilómetros de longitud, que conectaba las líneas de cercanías de Llíria, Bétera y Rafelbunyol al norte de la ciudad y con la línea de Villanueva de Castellón al sur.
En mayo de 1994 entró en funcionamiento el primer tramo de la Línea 4 del Tranvía. Con este proyecto, Valencia se convirtió en pionera en España en la reintroducción de este medio de transporte. El primer tramo de la Línea 4 recorría 9,7 kilómetros y contaba con 21 estaciones. Su trazado, siguiendo en gran medida la antigua línea de Ademuz-Grao, permitió conectar la red de Metro con zonas de gran demanda como la Universidad Politécnica, el nuevo Campus Literario de la Universidad de Valencia y la Playa de la Malvarrosa.
En mayo de 1999 se completó la Línea 3. La prolongación hasta Mislata-Almassil proporciona a esta populosa zona una cómoda y eficaz alternativa de conexión con el centro de Valencia. Este último tramo de la Línea 3 tiene una longitud de 2,198 kilómetros y cuenta con 3 estaciones (Nou d’Octubre, Mislata y Mislata-Almassil).
