Toledo unesco
La Torre de Hércules es el único faro romano plenamente conservado que se sigue utilizando para la señalización marítima, por lo que es testimonio del elaborado sistema de navegación de la Antigüedad y permite comprender la ruta marítima atlántica en Europa Occidental. La Torre de Hércules fue restaurada en el siglo XVIII de manera ejemplar, lo que ha permitido proteger el núcleo central del monumento romano original y restaurar al mismo tiempo sus funciones técnicas.
Criterio (iii): La Torre de Hércules es testimonio del uso de los faros en la antigüedad. La Torre es también prueba de la continuidad de la ruta atlántica desde su primera organización por los romanos, durante gran parte de la Edad Media y hasta su considerable desarrollo en las épocas moderna y contemporánea.
La integridad arquitectónica del bien, en el sentido de edificio estructuralmente completo, y su integridad funcional son satisfactorias. Si bien la autenticidad del núcleo central romano es segura, la del edificio sólo tiene sentido si se juzga desde el punto de vista de una propiedad tecnológica que ha necesitado numerosas renovaciones y adaptaciones funcionales.
Antiguas torres romanas
La Torre de Hércules es el único faro romano totalmente conservado que aún se utiliza para la señalización marítima, por lo que es testimonio del elaborado sistema de navegación de la Antigüedad y permite comprender la ruta marítima atlántica en Europa Occidental. La Torre de Hércules fue restaurada en el siglo XVIII de manera ejemplar, lo que ha permitido proteger el núcleo central del monumento romano original y restaurar al mismo tiempo sus funciones técnicas.
Criterio (iii): La Torre de Hércules es testimonio del uso de los faros en la antigüedad. La Torre es también prueba de la continuidad de la ruta atlántica desde su primera organización por los romanos, durante gran parte de la Edad Media y hasta su considerable desarrollo en las épocas moderna y contemporánea.
La integridad arquitectónica del bien, en el sentido de edificio estructuralmente completo, y su integridad funcional son satisfactorias. Si bien la autenticidad del núcleo central romano es segura, la del edificio sólo tiene sentido si se juzga desde el punto de vista de una propiedad tecnológica que ha necesitado numerosas renovaciones y adaptaciones funcionales.
Torre de hércules
Una estatua recibe a los visitantes de la Torre de Hércules, pero no se trata del héroe griego o romano. No, es en cambio un rey celta, una leyenda llamada Breogán, procedente de una tierra extranjera lejos de Galicia, en el noroeste de España. Según las historias, después de vagar por la tierra, el rey se asienta en Iberia y construye una ciudad llamada Brigantia y una torre desde la que divisa las costas esmeralda de Irlanda. Puede que Breogán no haya existido nunca, pero los gallegos tienen en su historia lazos celtas con Hibernia, como han confirmado las pruebas de ADN que relacionan a los irlandeses con la costa norte de España. ¿Y esa torre que aparece en las historias? Es muy posible que sea la Torre de Hércules.
Probablemente nuestra visita más corta al Patrimonio Mundial hasta ahora, ¡incluso más corta que la columna de la peste en Olomouc! La torre en sí es muy impresionante, aunque la mayor parte de lo que se ve no es la construcción romana original. Teníamos la esperanza de subir al faro y disfrutar de unas bonitas vistas de La Coruña y el puerto, pero como verás en el vídeo de abajo, hacía un viento increíble y la torre estaba cerrada. Lo único que quedaba era dar un par de vueltas alrededor de la torre, admirarla desde cada dirección, y luego partir.
Historia de la Torre de Hércules
Cuenta la leyenda que el semidiós griego Hércules llegó a España en busca del gigante Gerión, con la misión de liberar estas tierras del yugo tiránico de éste. Su lucha duró tres días enteros con sus noches, y terminó cuando Hércules derrotó al gigante y le cortó la cabeza, que enterró junto al mar. Para conmemorar su victoria, construyó un faro en el lugar, cerca del cual se fundó una ciudad con el nombre de Crunia, en honor de la primera mujer que vivió allí y de la que el propio Hércules se había enamorado.
