SAN ANTONIO DE LOS ALEMANES / LA CAPILLA SIXTINA
La iglesia tiene planta elipsoidal, construida por el arquitecto Pedro Sánchez, desde 1624 como complemento del Hospital de Portugueses, creado por Felipe III en 1606. Tras la independencia de Portugal, el nombre de la Iglesia y del Hospital cambió por el de San Antonio de los Alemanes. El interior de la iglesia tiene un techo con pinturas al fresco que representan temas relacionados con la vida de San Antonio de Padua.En su decoración colaboró el escultor portugués Manuel Pereira y los pintores fueron de origen italiano, Vicente Carducho y Eugenio Cajés.
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Durante el reinado de Felipe III, a principios del siglo XVII, se construyó la espectacular Iglesia de San Antonio de los Alemanes. En aquella época, esta pequeña iglesia y su hospital contiguo se destinaron a peregrinos y enfermos portugueses y recibieron el nombre de San Antonio de los Portugueses.
En 1640, Portugal se independizó de España y la iglesia cerró sus puertas a los portugueses. Este hermoso lugar permaneció vacío hasta 1689, cuando la reina Mariana de Austria lo cedió a los católicos alemanes que vinieron a Madrid, dándole así el nombre que hoy conocemos.
Dedicada a San Antonio de Padua, esta iglesia barroca de planta elíptica tiene la particularidad de estar completamente pintada al fresco de arriba abajo. Varios arquitectos participaron en la construcción, mientras que Francisco Ricci y el pintor de la corte, Luca Giordano, fueron los responsables del magnífico interior. Las imágenes de la cúpula y las paredes reflejan la vida de San Antonio y cuentan diferentes historias de su vida. Por supuesto, debido a sus encargos, también hay medallones de reyes y reinas españoles que pueden verse alrededor de la iglesia.
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La Iglesia de San Antonio de los Alemanes, es uno de los tesoros escondidos en el centro de Madrid y que realmente merece la pena visitar. Hace algún tiempo, en este blog, escribimos sobre la Ermita de San Antonio de la Florida, una joya situada en pleno centro de Madrid y no suficientemente apreciada. La iglesia que visitaremos hoy, podría ser un caso muy similar. Por supuesto, en la Iglesia de San Antonio de los Alemanes no encontraremos los frescos de Goya como en la ermita de San Antonio de la Florida, pero sin embargo, podremos admirar otras pinturas de incalculable valor. Como en el caso de la Ermita de San Antonio, esta iglesia no destaca por su belleza exterior siendo una pequeña iglesia de aspecto sobrio que apenas llama la atención de los viandantes.
Sin embargo, una vez dentro, el contraste es realmente llamativo: una exquisita decoración con un impresionante retablo y magníficas pinturas. El interior deja boquiabierto al visitante, ya que no se espera nada tan bello cuando sólo se contempla la iglesia desde fuera. Se dice que los mejores aromas se encuentran en los pequeños frascos de perfume: este dicho puede atribuirse a esta iglesia del siglo XVII que invita al visitante a sentarse en uno de sus bancos y admirar con calma cada uno de sus rincones. ¿Quiere visitarla con nosotros?
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Sin pretensiones desde el exterior, este pequeño edificio pasa desapercibido para la mayoría de las personas que pasean por la avenida Gran Vía. Sin embargo, justo detrás de esta importante arteria de la ciudad de Madrid, se encuentra una iglesia cuya austera fachada no revela la espectacular belleza de su interior barroco.
Dentro de la iglesia, el techo abovedado y las paredes están ricamente decorados con frescos, lo que ha llevado a apodarla “la Capilla Sixtina de Madrid”. Los elaborados frescos representan la vida y milagros del santo titular de la iglesia, San Antonio de Padua.
Construida en el siglo XVII, esta iglesia sirvió inicialmente como hospital para los ciudadanos portugueses que llegaron a Madrid cuando Portugal estaba bajo dominio español. Tras la independencia portuguesa, se dedicó a los peregrinos alemanes y su nombre cambió al actual, Iglesia de San Antonio de los Alemanes.
Un fresco de San Antonio de Padua, franciscano nacido en Lisboa en 1195, ocupa el lugar más importante de la cúpula. Se le representa arrodillado sobre una nube recibiendo al Niño Jesús y a la Virgen María con los brazos abiertos. Los diferentes milagros del santo están representados a lo largo de todo el nivel superior de la iglesia, mientras que varios santos reyes de la historia están representados debajo de ellos.
